El Establo es una alegoría, una sátira al estado mexicano en su conjunto; no nada más al gobierno, sino a los ciudadanos que están conformes con el statu quo que los sojuzga y discrimina. La narración divierte mucho, pero también podría provocar escozor e incluso indignación y furia.
Es una historia de animales muy humanos. Es una fábula en donde los idealistas no se dan por vencidos y están acostumbrados a ser victoriosos, aun con el lastre que traen a cuestas: el perverso sistema político; al cual han desnudado en su más ruin actividad que es la guerra sucia, soterrada y cruenta.
En El Establo a las cosas se les llama por su nombre, toda hipocresía es develada. Las víctimas dejan de serlo cuando se confrontan al contexto de su realidad; y a los victimarios se les exhibe tal cual son sin importar el estatus que gocen, pues el prestigio y la reputación son condiciones coyunturales que por lo general nada tienen que ver con el verdadero carácter de los personajes.
Es una historia de animales muy humanos. Es una fábula en donde los idealistas no se dan por vencidos y están acostumbrados a ser victoriosos, aun con el lastre que traen a cuestas: el perverso sistema político; al cual han desnudado en su más ruin actividad que es la guerra sucia, soterrada y cruenta.
En El Establo a las cosas se les llama por su nombre, toda hipocresía es develada. Las víctimas dejan de serlo cuando se confrontan al contexto de su realidad; y a los victimarios se les exhibe tal cual son sin importar el estatus que gocen, pues el prestigio y la reputación son condiciones coyunturales que por lo general nada tienen que ver con el verdadero carácter de los personajes.
El Establo, en formato electrónico U.S.
El Establo, en formato papel